Cuando el PSOE asistía al quebranto de la estructura orgánica que tanto había costado estatuir, cuando se vio desprovisto del contacto con la sociedad trabajadora, cuando carecía de medios para difundir el ideario socialista, no le quedó otro recurso para renacer que la formación y la firme voluntad de sus militantes. Los socialistas en interminable número murieron en la guerra o durante la represión franquista, otros muchos sufrieron el horror de las cárceles del régimen y una enormidad de ellos emprendió, lejos de su patria, un dilatadísimo exilio en el que demasiados fueron enterrados...