¿Cuántos se atreverían por amor a descender al infierno y, después, retornar para cantar entre recuerdos? Acuérdese el lector del mito de Orfeo, que con sus glosas, exégesis y mudas, está lleno de tradición.Con dimensión alegórica esta leyenda mitológica sirve de trasfondo en las últimas dos novelas publicadas por el cordobés Juan Campos Reina, Fuga de Orfeo y El regreso de Orfeo, ambas de 2005, agrupadas como díptico bajo el título La cabeza de Orfeo (2006). La filiación de este dueto narrativo con la Trilogía del Renacimiento del mismo autor —compuesta por Un desierto de seda (1990), El bastón del diablo (1996) y La góndola negra (2003)— adquiere su carta de naturaleza no sólo a través de sus respectivos protagonistas, Leo y León, completivos de la saga de los Maruján, ya conocida en la creación novelesca de Campos Reina, sino además por cierta temática recurrente y, de manera esencial, por el pulcro estilo que en otras entregas venía modulando la originalísima voz de Campos Reina.
«Ópalos lascivos de pureza. (Apostillas a La cabeza de Orfeo, de Campos Reina), en Campos Reina: la imaginación viva, núm, monográfico de El maquinista de la Generación, mayo 2010.
Comentários