…El lamentable espectáculo de inédita y extrema virulencia verbal al que asistimos durante las sesiones de investidura a la presidencia del gobierno de Pedro Sánchez, deberían adaptarse las reglas de funcionamiento del Parlamento a la práctica ejemplar que el rugby nos enseña. Llegado el caso, la Presidenta de las Cortes, Meritxell Batet, debería interrumpir la sesión para llamar ante sí a los portavoces de los grupos parlamentarios con el fin de conminarles al comedimiento en sus intervenciones y evitar cualquier libertinaje verbal. Tuvo suficientes motivos y no pocas ocasiones para hacerlo. La bancada de la ultraderecha y la derecha ofreció una pésima educación cívica y parlamentaria interrumpiendo recurrentemente el discurso del candidato a la presidencia del gobierno, pataleando e insultando, por no decir injuriando, a otros intervinientes con las más ruines de las calumnias. También sus líderes fueron espoleados y vitoreados hasta afirmarse como líderes radicalizados mediante la pérdida del respeto, el improperio y la mentira. Casado, por ejemplo, llegó hasta la amenaza de movilizaciones ciudadanas contra la aplicación de las reglas amparadas por la Constitución y no le dolieron prendas en recuperar la violencia verbal que no oíamos desde aquel «usted traiciona a los muertos y ha revigorizado a una ETA moribunda» de Rajoy, dirigiéndose a Zapatero, desde la tribuna del Congreso en la primavera de 2005...
«El violento verbo ultramontano» en colaboración con José Martínez Cobo, en Sistema digital, 29 enero 2020.
Comments